jueves, 15 de marzo de 2007

La fructosa y la obesidad

Mejor tomese un jugo de frutas...

Un estudio demuestra que las bebidas endulzadas con fructosa predisponen a la obesidad

EFE/Barcelona

Las bebidas gaseosas y los zumos edulcorados con fructosa predisponen para el síndrome metabólico y la obesidad, según un estudio de la Universidad de Barcelona que señala que esta ingesta supone una sobrecarga calórica que el cuerpo no puede compensar por su propio metabolismo.

El estudio, dirigido por el profesor Juan Carlos Laguna, del departamento de Farmacología y Química Terapéutica de la Facultad de Farmacia, y publicado por la revista "Hepatology", relaciona el consumo de este tipo de bebidas enriquecidas con fructosa con el incremento de la obesidad, una patología que afecta cada vez más a la población infantil y que, según la OMS, sufrirán en el 2015 unos 2.300 millones de personas adultas.

Laguna ha explicado a Efe que el trabajo se hizo en un modelo experimental con ratas de laboratorio a las que se dieron bebidas enriquecidas con fructosa, un potente edulcorante que representa una aportación extra a la dieta habitual, para ver si se podía asociarla prevalencia de la obesidad con el incremento de este tipo de bebidas.
En el departamento que dirige Laguna se trabaja en la detección de causas que producen arteriosclerosis y problemas cardiovasculares, y la obesidad y el síndrome metabólico son factores de riesgo que incrementan el riesgo de infarto y los accidentes cardiovasculares.

Ha explicado que la asociación epidemiológica entre el consumo de bebidas ricas en fructosa y el incremento de la obesidad en la sociedad actual les hizo buscar un modelo experimental para ver los mecanismos que podían influir en el aumento del síndrome metabólico y el exceso de peso.

Tras remarcar que la fructosa que se utiliza como edulcorante no tiene nada que ver con la que se digiere de la fruta, que es un alimento muy saludable que se debe tomar habitualmente, Laguna ha puntualizado que los resultados de mayor obesidad solo se dieron al dar bebidas con fructosa y no con glucosa, que también se proporcionaron a las ratas para ver cómo la metabolizaban.

Según Juan Carlos Laguna, la fructosa se metaboliza mayoritariamente en el hígado, órgano diana de las alteraciones metabólicas debidas al consumo de este azúcar, y en el estudio se vio que las ratas que ingerían líquidos con fructosa mostraban una patología similar al síndrome metabólico, que a corto plazo produce una acumulación de lípidos e hígado graso, y más adelante, hipertensión, resistencia a la insulina, diabetes y obesidad.

El trabajo apunta que la fructosa que enriquece las bebidas altera el metabolismo lipídico del hígado, y representa una sobreingesta calórica que el cuerpo no puede compensar en su cómputo metabólico. En concreto, aumenta la síntesis de grasas en el hígado y reduce la degradación.

El hecho más sorprendente -dice Laguna- es que este mecanismo molecular está vinculado a un déficit de señalización de la leptina, una hormona que tiene un papel importante en el control energético del cuerpo. El estudio apunta que las ratas que han ingerido bebidas con fructosa tienen un exceso de leptina en la sangre, pero curiosamente no manifiestan los efectos esperados de esta hormona en el hígado, lo que indica que el déficit en la degradación de ácidos grasos en el hígado puede ser la causa de la resistencia a la leptina.

Tras este estudio, el equipo del profesor Laguna prevé continuar las investigaciones en diferentes frentes y estudiar la diferencia de respuestas entre los dos sexos, conocer los mecanismos moleculares de la resistencia a la leptina en el hígado en modelos de ratas, ampliar los estudios experimentales y estudiar en cultivos celulares de hepatocitos.

Fuentes:

ABC Sociedad

¿Qué es la fructosa?

¿Es segura la fructosa?

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